martes, 27 de mayo de 2008

El Corto Verano de la Anarquía (H.M. Enzensberger)

Este libro narra la vida y muerte de José Buenaventura Durruti, sin ser una biografía del tipo al que estamos acostumbrados. Quizá el autor pensó que darle el estilo clásico de biografía acabaría empañando el auténtico carácter del protagonista. Así que, más que una narración que trata de magnificar al ser humano, es una compilación de testimonios de multitud de personas que conocieron a Durruti en vida, que compartieron su lucha, sus ideales y el entusiasmo por la justicia y la igualdad para el proletariado; incluye también pequeños fragmentos de sus discursos.



Durruti, el icono del anarquismo español, el revolucionario por antonomasia... fue un líder de masas en un movimiento que no admitía líderes. Hay quien afirma... "hubo miles de Durrutis en nuestro movimiento"... nada más alejado de la realidad; si hubiera sido cierto... la revolución social jamás habría fracasado.

Personaje leal a sus ideales, incorruptible, activo e incansable... dedicó toda su vida a luchar por la emancipación de la clase obrera, por el establecimiento del "comunismo libertario" y la abolición de la aristocracia y la burguesía; pasó por cárceles de Europa y Latinoamérica, perseguido en muchos países por infinidad delitos (de los cuales, a menudo, era acusado injustamente)... sobre todo por robar bancos (jamás se quedaba un duro, por cierto).

"Para mi, su heroísmo no estaba tanto en lo que dicen los diarios, sino sobre todo en su vida cotidiana. Claro, eso lo sabe muy poca gente, lo saben los que lo conocieron en el café de la esquina, en su casa o en la cárcel.
Por las manos de Durruti han pasado millones, y sin embargo le he visto remendándose las plantillas de los zapatos porque no tenía dinero para llevarlos al zapatero.
" [F. Pellicer]

Tenía un don de gentes, una serenidad, una austeridad, un entusiasmo, una valentía... que embelesaban a cualquiera que le conocía; no es de extrañar que fuera muy apreciado tanto por sus compañeros como por otros líderes políticos (comunistas, socialdemócratas...). El pueblo llano le veneraba, pues era un ejemplo de humildad y tenía un verbo irresistible.

"Era alto, de fuerte complexión y pelo oscuro; su mirada era fija y penetrante, su actitud serena y espontánea. A pesar de su energía, su gesto tenía algo de infantil. Era macizo y musculoso y estaba quemado por el sol. Manos grandes y nervudas. En sus labios había siempre una sonrisa bondadosa y llena de confianza. Su manera de ser sencilla y espontánea despertaba de inmediato simpatía. Su voz era seria y persuasiva, su pelo crespo y muy negro, su boca grande y carnosa, el torso colosal, y sus ademanes serenos, risueños y expresivos. Su andar era más bien lento, pero parecía imposible de detener." [Ariel]

Pese a su enorme entereza, Buenaventura sufrió mucho, principalmente por dos razones; la primera, meramente ideológica... la de ser un "comandante" en la guerra civil, un líder incuestionable y necesario, cuando el ideario anarquista rechazaba cualquier tipo de liderazgo; la de tener que imponer una disciplina forzada en el campo de batalla, cuando su opinión era que la disciplina debía proceder de cada milician@, de la firme convicción de que la revolución del proletariado era la única vía posible. Acabaría reconociendo que la guerra y el anarquismo eran incompatibles.
La segunda causa de su desasosiego fue práctica... la de ser un líder natural y honesto en una guerra de oportunistas, en la que cada bando tiraba para su lado; Durruti, el gigante, el hombre pragmático, el trabajador nato... lloraba de rabia e impotencia cuando veía que por absurdos tejemanejes políticos perdía a su gente en el frente de Aragón porque desde Barcelona le escatimaban el armamento necesario.

De su inagotable lucha se pueden extraer las conclusiones que a cada uno le parezcan; las mías incluyen el hecho irrefutable de que los líderes, los buenos, los que predican con el ejemplo, los que son leales a las ideas... existen y son necesarios... incluso para los anarquistas. Los líderes naturales... que no los dictadores corruptos; los hombres y mujeres de la calle, con capacidad de convicción, que ponen los pies en el suelo y la cabeza en las nubes, l@s luchador@s que nos demuestran que tenemos la llave de nuestro futuro.

Yo quería hacer también mi pequeño homenaje a este gran hombre, un héroe del pueblo y para el pueblo, un feminista ejemplar, porque conociendo su historia... aprendo también de la mía. Porque aunque no me considero anarquista... le hubiera seguido hasta el fin del mundo. Porque me ha demostrado que cuando se persigue un ideal... la muerte no importa.


Acabaré con esa frase suya tan popular y que tanto me gusta, animándote a que descubras también su historia.

"Cuando mi mujer va a trabajar yo limpio la casa, hago las camas y preparo la comida. Además, baño a la nena y la visto. Si crees que un anarquista tiene que estar metido en una taberna o un café, mientras su mujer trabaja, quiere decir que no has comprendido nada." [J.B. Durruti]

2 comentarios:

Milton Malone dijo...

Como todos los mitos, tuvo la suerte de morir joven, antes de cagarla. Pero al menos en aquella época el anarquismo todavía no se había convertido en una secta ridícula y dogmática de gente cuadriculada (¿se nota que no aguanto a los autoproclamados anarquistas de hoy en día?).

¡Los dos únicos auténticos anarquistas españoles de después de la guerra para mí son Fernán Gómez y Berlanga!

Kayele dijo...

No puedes imaginarte la cantidad de veces que este hombre tuvo la posibilidad de cagarla en vida (rechazaba el liderazgo, el dinero que él mismo robaba a los bancos e incluso un ministerio que le ofrecieron)... y aún así fue fiel a sí mismo. Quizá hay personas especiales, diferentes, con una fuerte conciencia de sí mismos que les hace destacar.

En aquellos momentos toda la teoría política era tan nueva, tan excitante... todo estaba por probar y descubrir... había esperanzas de cambio.

Es cierto que hoy en día mucha gente acaba cayendo en los dogmatismos, pero también hay que reconocer que buenos anarquistas... los hay, aunque no tengan nombres sobre el neón.