sábado, 22 de enero de 2011

Buenos días, Sönnöv

.
Y… pedazo a pedazo…
no es la vida lo que te acaba;
es el pensamiento,
la conciencia.
La verdad es mejor lente;
la certeza
de una realidad dosificada...
te expulsa del ensueño.
El contragolpe de las palabras
te despabila.
También te descalabra.
Y herido de muerte
nadie puede ya despojarte
de esa profunda tristeza;
lo que habita
el hondo mismo
del entendimiento.

Va despojándose
el velo de la farsa.
Todas las grandes mentiras:
vendas en los ojos
de los niños
y pinturas de fiesta
para la masacre.

Así acabamos todos marchitos,
como momias grises,
parloteando sobre nada.
Así acabamos secos,
desconsolados y vacíos.

Muy lejos de lo que quisimos ser.


Kayele
(Equilibrista en la sombra, XXV)



Este poema inspiró Guten Tag, Ursula, una antígua colaboración con Sönnöv; por si aún no la habías escuchado te la dejo aquí. Tómate tu tiempo, es casi un dos por uno.
Va por vosotros, sönnövitas.




Quién podrá respirar mañana,
quién sabrá expresarse libre,
dónde voy a esconderme ahora…

Solos. Locos…

Nunca, nunca, nunca… las palabras.
Nunca, nunca, nunca… los sueños.
Abocados a la mentira de las edades.

Solos, la última esquina de bosque.
Nunca, nunca, nunca… las palabras.
Locos, pataleando, hacia delante.
Nunca, nunca, nunca… los sueños.

Vagabundos, desheredados, momias grises,
cobardes, engañados y borrachos.
Vagabundos, desheredados, momias grises.

La conciencia mezclada con la ignorancia.
La mirada enfrente de la ceguera.
La miseria del lado de la riqueza.
El cansancio, el cansancio…

Sólo números de un almanaque,
nunca, nunca, nunca poderosos, arrogantes.
Locos, la última esquina de bosque;
nunca, nunca, nunca los sueños.
Abocados a la mentira de las edades.
Abocados a la mentira de las edades,
realidad dosificada.
Cómo alcanzar equilibrios inexactos,
heridos de muerte en el entendimiento.

Secos, vacíos, muy lejos.
Secos, vacíos, muy lejos.
Secos, vacíos, muy lejos de lo que quisimos ser.

Duérmete pequeño que se hace tarde,
cállate chiquito, no va a escucharte.
Guárdate tu sombra, que no interesa;
acepta tu derrota, la noche acecha.

Vendas en los ojos de los niños;
pinturas de fiesta para la masacre.
Cómo alcanzar equilibrios inexactos.

Vendas en los ojos de los niños;
pinturas de fiesta para la masacre.

Abocados a la mentira de las edades,
parloteando sobre nada,
realidad dosificada.
Nunca, nunca, nunca… las palabras.
Nunca, nunca, nunca… las verdades.
Somos lo poco que queda del bosque.
Cómo alcanzar equilibrios inexactos,
heridos de muerte en el entendimiento.

Abocados a la mentira de las edades;
invocando lugares usurpados;
divagando, ponzoñosos, momias grises.


Kayele



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