lunes, 30 de julio de 2012

La Rebelión de las Masas IV... y último


Y porque parece que Ortega no pretendía dejar títere con cabeza, la última entrega de este espacio para la autocrítica.



[…] generación tras generación, el hombre de ciencia ha ido constriñéndose, recluyéndose, en un campo de ocupación intelectual cada vez más estrecho. Pero no es esto lo importante que esa historia nos enseñaría, sino más bien lo inverso: cómo en cada generación el científico, por tener que reducir su órbita de trabajo, iba progresivamente perdiendo contacto con las demás partes de la ciencia, con una interpretación integral del universo, que es lo único merecedor de los nombres de ciencia, cultura, civilización europea.

Es un hombre que, de todo lo que hay que saber para ser un personaje discreto, conoce sólo una ciencia determinada, y aún de esa ciencia sólo conoce bien la pequeña porción en que él es activo investigador. Llega a proclamar como una virtud el no enterarse de cuanto quede fuera del angosto paisaje que especialmente cultiva, y llama dilettantismo a la curiosidad por el conjunto del saber.

[…] Porque conviene recalcar la extravagancia de este hecho innegable: la ciencia experimental ha progresado en buena parte merced al trabajo de hombres fabulosamente mediocres, y aun menos que mediocres. Es decir, que la ciencia moderna, raíz, y símbolo de la civilización actual, da acogida dentro de sí al hombre intelectualmente medio y le permite operar con buen éxito. La razón de ello está en […]: la mecanización. […] Para los efectos de innumerables investigaciones es posible dividir la ciencia en pequeños segmentos, encerrarse en uno y desentenderse de los demás.

[…] El especialista «sabe» muy bien su mínimo rincón de universo; pero ignora de raíz todo el resto. Al especializarlo, la civilización le ha hecho hermético y satisfecho dentro de su limitación; pero esta misma sensación íntima de dominio y valía le llevará a querer predominar fuera de su especialidad. De donde resulta que aún en este caso, que representa un máximum de hombre cualificado -especialismo- y, por lo tanto, lo más opuesto al hombre-masa, el resultado es que se comportará sin cualificación y como hombre-masa en casi todas las esferas de vida.

[…] Ellos simbolizan, y en gran parte constituyen, el imperio actual de las masas, y su barbarie es la causa inmediata de la desmoralización europea.


XII, La Barbarie del "Especialismo"
Primera parte, La Rebelión de las Masas



Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatificación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado; es decir, la anulación de la espontaneidad histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los destinos humanos. […]

El resultado de esta tendencia será fatal. La espontaneidad social quedará violentada una vez y otra por la intervención del Estado; ninguna nueva simiente podrá fructificar. La sociedad tendrá que vivir para el Estado; el hombre, para la maquina del gobierno. Y como a la postre no es sino una máquina cuya existencia y mantenimiento dependen de la vitalidad circundante que la mantenga, el Estado, después de chupar el tuétano a la sociedad, se quedará hético, esquelético, muerto con esa muerte herrumbrosa de la máquina, mucho más cadavérica que la del organismo vivo.


XIII, El Mayor Peligro, El Estado
Primera parte, La Rebelión de las Masas






4

Fuera interesante y hasta útil someter a este examen el carácter individual del español medio. La operación sería, no obstante, enojosa y, aunque útil, deprimente; por eso la elude. Pero haría ver la enorme dosis de desmoralización íntima, de encanallamiento que en el hombre medio de nuestro país produce el hecho de ser España una nación que vive desde hace siglos con una conciencia sucia en la cuestión de mando y obediencia. El encanallaniento no es otra cosa que la aceptación como estado habitual y constituido de una irregularidad, de algo que mientras se acepta sigue pareciendo indebido. Como no es posible convertir en sana normalidad lo que en su esencia es criminoso y anormal, el individuo opta por adaptarse él a lo indebido, haciéndose por completo homogéneo al crimen o irregularidad que arrastra. Es un mecanismo parecido al que el adagio popular enuncia cuando dice: «Una mentira hace ciento.» Todas las naciones […] Rechazaron la irregularidad transitoria y reconstituyeron así su moral pública. Pero el español ha hecho lo contrario: en vez de oponerse a ser imperado por quien su íntima conciencia rechazaba, ha preferido falsificar todo el resto de su ser para acomodarlo a aquel fraude inicial. Mientras esto persista en nuestro país, es vano esperar nada de los hombres de nuestra raza. No puede tener vigor elástico para la difícil faena de sostenerse con decoro en la historia una sociedad cuyo Estado, cuyo imperio o mando es constitutivamente fraudulento.

Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. […] en muchos casos, el español no va a nada, no tiene proyecto ni misión, sino que, más bien, sale a la vida para ver si las de otros llenan un poco la suya.

La vida creadora supone un régimen de alta higiene, de gran decoro, de constantes estímulos, que excitan la conciencia de la dignidad.



5

[…] la depresión indiscutible de sus ánimos no proviene de que se sientan poco capaces, sino, al contrario, de que, sintiéndose con más potencialidad que nunca, tropiezan con ciertas barreras fatales que les impiden realizar lo que muy bien podrían. [...] A mi juicio, la sensación de menoscabo, de impotencia, que abruma innegablemente estos años a la vitalidad europea, se nutre de esa desproporción entre el tamaño de la potencialidad europea actual y el formato de la organización política en que tiene que actuar.



7

Le trae sin cuidado que sus «ideas» no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad. El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas «ideas» fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ellas es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, que vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz, porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida. Estas son las únicas ideas verdaderas: las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad.

 La salud de las democracias, cualquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás es secundario. Si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la realidad, todo va bien; si no, aunque el resto marche óptimamente, todo va mal.



9

El burgués no es cobarde, como él creía, y a la fecha está más dispuesto a la violencia que los obreros. Nadie ignora que si triunfó en Rusia el bolchevismo fue porque en Rusia no había burgueses. El fascismo, que es un movimiento pequeñoburgués, se ha revelado como más violento que todo el obrerismo junto.


XIV, ¿Quién manda en el Mundo?
Segunda parte, ¿Quién manda en el Mundo?


José Ortega y Gasset
El Sol, 1926


miércoles, 11 de julio de 2012

Santa Bárbara


Queda dignidad.
Quedan agallas.
Yo apoyo a los mineros.




En el pozo María Luisa,
tranlaralará, tranlará.
murieron cuatro mineros.
Mirai, mirai Maruxina mirai,
mirai como vengo yo.
murieron cuatro mineros.
Mirai, mirai Maruxina mira,
mirai como vengo yo.

Traigo la camisa roja
tranlaralará, tranlará.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.
de sangre de un compañero.
Mira, mira Maruxina mira,
mira como vengo yo.

Traigo la cabeza rota,
tranlaralará, tranlará,
que me la rompió un barreno.
Mira, mirai Maruxina mirai,
mirai como vengo yo.
que me la rompió un barreno.
Mirai, mirai Maruxina mirai,
mirai como vengo yo. 



lunes, 9 de julio de 2012

Agua Regia


Todo comenzó con el asunto de los Sólidos Platónicos, que según pudimos saber aquella tarde no eran más que poliedros regulares: los de cuatro, seis, ocho, doce y veinte caras, producto de un universo que tiene tendencia a un estado organizado pero de mínima energía; como una especie de formatos estándar a los que, lo vivo e inerte, tiende a parecerse siempre que cuente con tiempo suficiente para organizarse.
Estas estructuras extraordinariamente simétricas también son conocidas como cuerpos platónicos, cuerpos cósmicos, sólidos pitagóricos o, sencillamente, poliedros regulares convexos. La estructura cristalina de los minerales y de los copos de nieve, las formas de los radiolarios, las celdillas de un panal o la carcasa de algunos virus se basan en geometrías de este tipo o sus derivados.






De algún modo extraño que ya no recuerdo, pero pasando por las burbujas... la conversación derivó en la esfera y sus asuntos cósmicos; en la Gravedad como fuerza que nos mantenía aferrados al suelo, neutralizando la fuerza centrífuga de un planeta que gira a toda velocidad; y es que los primeros que saldrían despedidos de la superficie Terrestre serían los materiales más densos.
Eso nos suscitó la duda inmediata de cuál sería el material más denso del planeta... y resultó ser el Iridio, un elemento que en la corteza terrestre se encuentra en cantidades irrisorias, pero que es bastante abundante en los meteoritos. Casualmente el Iridio era el único metal resistente no sólo a todo tipo de agentes corrosivos, sino también al Agua Regia.
Este líquido de nombre solemne no era más que una mezcla de ácidos clorhídrico y nítrico en proporciones adecuadas, con la que un alquimista consiguió por primera vez disolver el oro; quizá de ahí su nombre, ya que el oro no era atacado por ningún otro producto.

Todo esto viene a colación de una anécdota que quería contarte, relacionada con el agua regia, con la que el químico húngaro George de Hevesy disolvió las medallas de oro de dos premios Nobel, Max von Laue y James Franck, para evitar que los Nazis las robaran. Colocó esta solución en una estantería de su laboratorio en el Instituto Niels Bohr.
Después de la Segunda Guerra Mundial, volvió al laboratorio y precipitó el oro para sacarlo de la mezcla. El oro fue devuelto a la Real Academia de las Ciencias de Suecia y la Fundación Nobel entregó nuevas medallas a von Laue y a Franck.

...

Es genial tener este tipo de conversaciones. Siempre se aprenden cosas.


viernes, 6 de julio de 2012

Esta vez


Qué bonita canción...
tan breve, tan simple...
sólo unas pocas frases,
como una pequeña oración insinuada...


ideal para estos tiempos de cambio...



Música: Please please please (The Smiths, Hatful of Hollow - 1984)




Good times for a change / Buenos tiempos para el cambio
See, the luck I've had / Mira, la suerte que he tenido
can make a good man / puede hacer a un hombre bueno
turn bad / volverse malvado

So please please please / Así que por favor por favor por favor
let me, let me, let me / déjame, déjame, déjame
let me get what I want / déjame conseguir lo que quiero
this time / esta vez

 Haven't had a dream in a long time / No he tenido un sueño desde hace largo tiempo
See, the life I've had / Mira, la vida que he tenido
can make a good man / puede hacer a un hombre bueno
bad / malvado

 So for once in my life / Así que por una vez en mi vida
let me get what I want / déjame conseguir lo que quiero
Lord knows, it would be the first time / Dios sabe que sería la primera vez
Lord knows, it would be the first time / Dios sabe, sería por primera vez.


The Smiths


lunes, 2 de julio de 2012

Pasiones


La Pasión es algo así como el instinto desmedido
de poner el Cuerpo en el todo,
la Vida en el todo.


Kayele