domingo, 12 de diciembre de 2010

Sol de Otoño (II)

..
No sé quien eres.

De conexiones ciegas
he construido un imperio.
en los salones retumban
ecos de duda,
en los dormitorios
reina el silencio.

En mis sábanas
hundido el rostro huraño y vacío,
solemne y quieto.
Entre mis piernas...
llamaradas hambrientas,
tórridos infiernos.

Eres la imagen del deseo:
fresco, vivaz, ardiente,
inquieto...

Eres nada,
oquedad aún;
no quiero darte yo
el engañoso matiz de los sueños.

Kayele 
(Sin Noticias de la Carne)

*

Fotografías: Jorge Panizo



El último resplandor
de una tarde roja;
concluir de un día más;
mi ansiada y venerada noche.

En la luna un palpitar
callado,
un abrazo vespertino.

Las nubes de polvo
como un río de sangre
industrial.

El beso del silencio
celebra otra jornada
entre libros.

No me hagas perder
de nuevo
el hallazgo de la sonrisa.
Vengo de tierras
que no conoces
a parir palabras,
no podré contenerme.

Podemos extender
el tabaco
sobre la hierba
y hablar de que este invierno
ha sido largo y frío;
hablemos, tú y yo,
en Enero de la primavera.

Kayele 
(Almizcle de Hombre, XIV)

*


Firme y quieta...
como esparto tu carne.
Tocarla;
por el tacto de la tierra
la frescura de las selvas cálidas.

Dame una palabra:
la tomaré por un extremo,
la engulliré sin respirar.
Dame una excusa,
que temo que todo esto
se va a romper
en silencio.

Kayele 
(Sin Noticias de la Carne)





A cabalgar
sobre las dunas del parque,
toda la arenisca
a mi servicio;
con mi jamelgo flaco
voy a cruzarte
en un abrir y cerrar
de labios.

A montar mi tienda
sobre la hierba húmeda,
los pies descalzos;
descansa rocín
sobre mi regazo,
dame un aliento
de sosiego.

A bracear el viento
de superficie,
un lecho de malaquitas
con rostro amable;
unos ojos profundos
como tumbas,
suspiros hondos,
simas del espíritu.

He construido un templo
para las despedidas
con el encanto
de lo nunca abandonable;
sin banderas, sin himnos.
Aquí la imaginación
tiene el precio intangible
del calor humano.

Kayele 
(Almizcle de Hombre, XII)
..

No hay comentarios: