domingo, 9 de octubre de 2011

Soñaba con semillas...

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Un poema de esos de premio.
De cuando aún participaba en certámenes de poesía;
lo suyo ha llovido.

Creo que hay algo adolescente en él; y también algo de esperanza.



Fotografía: Jorge Panizo



Me ahogo en los rotos
vacíos de la soledad,
me grabo en las paredes
mustia y amarillenta;
soy yo más en una piedra
que en un trozo de carne.

Este es mi refugio,
mi castillo,
el torreón secreto
de una condena;
sólo mi respiración resuena
y sólo a veces me pertenece
tan dificultoso aliento,
es muy frío, yo... de hielo,
yo... estatua,
sombra pareja de la noche,
su espía y amiga,
un nada desesperado,
incorruptible,
un deseo siempre mayor,
una idea,
una intención estática,
de roca.

Los espejos pueden verme
y cimbrean,
mi mirada es siempre ingrata
y yo,
con ellos,
me destruyo.

Parásito de algo incomprensible
a la mente primitiva,
merodeando desiertos,
circunvalando existencias;
más que dentro... fuera;
¿una esperanza, añoranza
o flaqueza?,
retoño que fue a nacer
y murió en tierra.

Tuve manos y jugué con ellas,
creí atrapar vientos en los puños,
la cabeza,
ser parte de un homogéneo todo;
hoy... rincón libre de vida.

Os invito a mí, fantasmas,
a esa morada perdida,
por si al respirar el aire
descubrís algo.
Os doy la bienvenida.

Quemad este astroso lecho,
mi escritorio,
los poemas,
el graso y amarillo techo,
esa pared que avanza
y estrecha,
mi pensamiento
(la balanza absurda).

Os aguardo meditabunda
y como un ladrillo más...
me quiebro.

.
.
.

( Traedme la flor silvestre
nueva y plena,
con espinas;
dejadme plantarla en los portales
vivir en las esquinas,
siempre enloquecí contemplando
un mundo rebosante
de semillas).



Kayele
(Verde Crisálida, VIII)

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