viernes, 17 de septiembre de 2010

Delirios y Divagaciones


Hace buena noche. Ha llovido bastante, pero el aire huele a pólvora; esta ciudad tiene obsesión con la pirotecnia; estas gentes sienten locura por el fuego. Nunca podré comprenderlo.

No me gusta esta ciudad.
Bueno, a decir verdad no sé si me gusta este mundo; pero claro, no hay dónde elegir, es lo que ha tocado. Así que tiene una que acostumbrarse a todo; tod@s estamos habituad@s a convivir con la farsa, la injusticia, la hipocresía… nos quejamos contínuamente. ¿Es una actitud de permanente insatisfacción?, ¿significa que nunca estamos conformes?
Es cierto, tengo un techo, no paso hambre e incluso me permito algún capricho. Pero, ¿esto es la felicidad?, ¿tener asegurado un consumo regular?, ¿esto es la vida?.

No puedo evitar tener mis dudas. Ni creo que esto sea la felicidad, ni creo que un@ esté condenad@ a asumir con soltura la gran cantidad de aberraciones contra el sentido común de que somos testigos a diario. No hay más que coger un periódico y ver un noticiario para darse cuenta de que las cosas no están en orden (porque tod@s tenemos al final un profundo sentido de orden y justicia).

Y sin embargo, parece que no pasa nada…

Sabemos que los gobiernos están gastando el dinero de tod@s en cosas como hacer la guerra, fabricar armas, para satisfacer el ansia de negocio de un@s poc@s desalmad@s; invertimos en destrucción. Con ese dinero se podrían cubrir y solventar muchas de las necesidades y los males que aquejan a l@s ciudadan@s de a pie. Esto sólo por poner un ejemplo. Podemos añadir la cantidad de recursos perdidos en especulaciones, corrupción y saqueo en general de los pocos que detentan el poder.
Porque, ¿sabes?, las personas no importan nada, sólo importan los beneficios.

Vivimos en un país donde cualquiera aspira a que le paguen por no hacer nada, o hacer lo mínimo; un lugar donde tod@s querrían ser políticos corruptos, donde se comprende y se considera normal que eso sea así… porque si fuésemos nosotr@s haríamos lo mismo. Un poco de autocrítica no nos vendría mal.
Somos un país de calentar la silla, del mínimo esfuerzo. Perdimos el espíritu de trabajo, quizá nunca lo tuvimos; ¿quién quiere sacrificar su pequeña parcela de confortabilidad?. ¿Cuándo se nos metió a fuego en el cerebro que no hacer nada es mejor?. Si algún sentido podemos darle a nuestra vida es el de hacer algo con ella, algo que no se limite a comer y tumbarse al sol (¡¡que aburrimiento!!); no es necesario que sea algo crucial, o grandioso; sólo algo que te dé un lugar, que te haga sentirte útil, realizad@. Algo que no sea robar, trepar, mentir o hacer daño.

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Pero no pasa nada.

Tod@s continuamos nuestro día a día, nos cabreamos y discutimos en el bar. Esperamos nuestro golpe de suerte. Porque no parece que tengamos opción. La única vez que nos piden opinión es durante comicios; qué situación dantesca… y un@ se pregunta, pero ¿a quién voto? ¿a l@s indecentes o a l@s desalmad@s?... Y no encontramos respuesta.


Que triste vida. Pan y circo; sólo hay cambio de escenario. Tengo la impresión de que las cosas no han cambiado tanto desde antaño… bueno, sí. Ahora puedo compartir estos pensamientos contigo, aunque eso no nos sirva de nada… ¿o sí?.
Quizá el cambio venga de dentro…
Quizá sólo esperamos a que en algún lugar salte la chispa…


¡¡¡Mierda, se me ha quemado la pizza!!!


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