martes, 29 de junio de 2010

Neuronas y optimismo

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Esperanza y optimismo para el cerebro; eso es lo que nos cuenta Richard Boyatzis, doctor en psicología social por Harvard, en una entrevista con Eduard Punset para el cuarto número de Redes para la Ciencia.
Aquí algunos apuntes relevantes que nos expone el entrevistado:

A veces nos encontramos en situaciones en las que estamos con gente que tiene un efecto tóxico. Es como si respiráramos energía psicológica negativa en ellos, como si fueran gases nocivos.”

Mucho de lo que hemos conseguido en lo que llamamos civilización no ha hecho sino crear una gran protección respecto a nosotros mismos, lo cual no es muy bueno, porque la esencia del ser humano es sentir antes que pensar y actuar según estos sentimientos. Los procesos cognitivos y los afectivos están entrelazados y no se pueden separar. Por tanto, cada vez que se produce una experiencia, nuestro cerebro funciona de tal forma que recibimos un sentimiento, una sensación, y es después cuando aparecen los pensamientos relacionados.”

Se ha descubierto que cada vez que una persona experimenta estrés, y tiene esta actividad en la parte prefrontal del córtex, las reacciones naturales del cuerpo traen como resultado la muerte de esas células, en el sentido de que impiden su crecimiento y su actuación. En cambio, cuanto más experimentamos la esperanza, el optimismo y las sensaciones positivas, se crea un entorno neuronal favorable, […]. Y estos nuevos tejidos nerviosos pueden luego crecer y aumentar nuestra capacidad cerebral. Siempre habíamos creído que con la edad perdíamos acceso a algunas de las capacidades cerebrales y que el tejido neuronal se moría, y ya no parece que esto sea así. Si la gente tuviera los ambientes adecuados, y si reaccionaran de forma que enriquecieran o impulsaran el crecimiento de esas neuronas, alcanzarían un estado en que se experimenta un tipo de interés positivo, en el que es más probable que las cosas que uno quiere hacer las haga mejor y que pueda crear entornos positivos para otras personas. Es lo que llamamos el contagio emocional, que es cuando empezamos a propagar esta sensación a la gente que hay a nuestro alrededor.


A ver si me aplico el cuento...


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