miércoles, 24 de febrero de 2010

Escalando el Monte Improbable

.

.
Escalando el Monte Improbable es otro de los libros de divulgación científica de Richard Dawkins, el afamado y controvertido autor de El Gen Egoísta, y uno de los mayores expertos mundiales en el campo de la evolución.
Puesto que la teoría de escalada direccional de la evolución adaptativa que él desarrolla excede las pretensiones de este blog, me permito sólamente rescatar algunos fragmentos que pueden hacerte pensar; pensar en la evolución y en la ciencia.


[…] la idea de que determinados organismos existen “para el bien” de otros organismos corre peligro de una reductio ad absurdum. No debemos tener tratos con la falacia de la ecología pop, el santísimo grial de que todos los individuos trabajan para el bien de la comunidad, el ecosistema, “Gaia”. Ya es hora de ser quisquillosos y dejar bien claro qué queremos decir cuando decimos que un ser vivo está aquí “para el provecho de” algo. ¿Qué significa realmente “para el bien de”? ¿Para qué sirven flores y abejas, avispas e higueras, elefantes y pinos de conos erizados… para qué sirven realmente todos los seres vivos? ¿Qué tipo de entidad es aquella cuyo “provecho” estará servido por un cuerpo vivo o parte de un cuerpo vivo?
La respuesta es el DNA. Es una respuesta precisa y profunda, y la argumentación que conduce a ella no tiene puntos débiles, pero requiere una explicación. […]



Cap.8: Granos de polen y balas mágicas.




Algunas personas encuentran ofensivo que se les califique de robots. Ello se debe, por lo general, a que piensan que un robot tiene que ser un zombi inepto e idiota que carece de control refinado, de inteligencia y de flexibilidad. Pero estas no son propiedades necesarias o definitorias de un robot. Son sólo las propiedades de algunos robots que hemos construido con la tecnología disponible. Si digo que un camaleón, o un insecto palo, o un humano, es un robot que porta sus propias instrucciones de programación en su interior, no estoy diciendo nada acerca de su inteligencia. Una entidad puede ser muy inteligente y seguir siendo un robot. Tampoco estoy diciendo nada acerca de su flexibilidad, porque un robot puede ser muy flexible. Las personas del siglo XX que ponen objeciones al calificativo de robot están negando una asociación irrelevante y superficial del término (como una persona del siglo XVIII que se negara a llamar vehículo de transporte a un vagón de tren de vapor sobre la base de que no tiene caballo). Un robot es cualquier mecanismo, de complejidad e inteligencia no especificadas, dispuesto por adelantado a trabajar para llevar a cabo una determinada tarea.


[…] Hay alrededor de un millón de estrellas dentro de la esfera que las ondas de radio podrían abarcar en un millar de años. Mil años es un tiempo corto para los estándares de las estrellas y la geología. Si las civilizaciones tecnológicas son tan comunes, algunas de ellas deberían haber estado emitiendo ondas de radio desde hace más miles de años que nosotros. ¿No habríamos oído ya algunos murmullos de su existencia? Éste no es un argumento en contra de vida de cualquier tipo en otro lugar del universo. Pero sí es un argumento en contra de que la vida inteligente, técnicamente sofisticada, esté distribuida en el universo con una densidad suficiente para encontrarse a una distancia de otras islas de vida dentro del radio de acción de las ondas de radio. Si la vida, cuando aparece, tiene sólo una bajísima probabilidad de dar origen a vida inteligente, podríamos considerar esto como una evidencia de que la vida misma es rara. Una conclusión alternativa a esta cadena de razonamiento es la sombría propuesta de que la vida inteligente podía surgir con cierta frecuencia, pero que, por norma, sólo transcurre un corto espacio de tiempo entre la invención de la radio y la autodestrucción tecnológica.



Cap.9: El robot repetidor


Escalando el monte improbable, 1996.
Richard Dawkins





(I ask myself if there is any coherent creationist argument...)


No hay comentarios: