viernes, 8 de mayo de 2009

Whitman

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Walt Whitman… yanqui, barbudo, autodidacta, libre, entrañable, erudito, iluminado, trascendente… quizá adelantado a su tiempo… y al nuestro.

Hojas de Hierba para esta primavera que pasea por mis manos y se deja besar.



Fotografía: George C. Cox (NY, 1887)



¡Oh, mi yo! ¡oh, vida!

¡Oh, mi yo! ¡oh, vida!, de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales, de las
ciudades llenas de necios,
de mí mismo, que me reprocho siempre (pues,
¿quién es más necio que yo, ni más desleal?)
de los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos
despreciables, de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo, de las multitudes
afanosas y sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás, yo
entrelazado con los demás,
la pregunta, ¡oh, mi yo!, la pregunta triste que
vuelve - ¿qué de bueno hay en medio de estas
cosas, ¡oh, mi yo, oh, vida?


(Respuesta)

Que estás aquí – que existen la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama, y que puedes
contribuir con un verso.



Canto de mí mismo, 17

Estos son en verdad los pensamientos de los hombres
de todas las épocas y de todos los países: no son
mis pensamientos originales,
y si no fuesen igualmente tus pensamientos, no
valdrían nada, o casi nada,
si no son el enigma y la solución del enigma, no
valen nada,
si no son cercanos y remotos al mismo tiempo, no
valen nada,
esta es la hierba que brota dondequiera quiera que hay
tierra y dondequiera que hay agua,
es el aire común que baña al globo.





Canto de mí mismo, 21

Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma,
y digo que tan admirable es ser mujer como ser
hombre,
los placeres del cielo están conmigo y los dolores del
infierno están conmigo,
injerto y multiplico los placeres en mi ser, traduzco
los dolores a una lengua nueva.

Soy el poeta de la mujer y soy el poeta del hombre,
y digo que tan admirable es ser mujer como ser hombre,
y digo que nada hay más admirable que la madre de los hombres.

Yo entono el canto de la expansión y del orgullo,
ha habido zalamerías y ruegos bastantes,
yo muestro que el tamaño no es más que crecimiento.

¿Has superado a los demás? ¿Eres tú el presidente?
eso no tiene importancia: todos llegarán y aún irán más lejos.

Yo soy aquel que camina con la noche tierna y fecunda,
invoco a la tierra y al mar que la noche abraza.

¡Estréchame contra tu pecho desnudo – estréchame,
noche magnética y nutricia!
¡soplan en ti los vientos del sur – brillan en ti
algunas estrellas inmensas!
¡noche tranquila, me llamas – noche estival ebria y
desnuda!
¡sonríe, tierra voluptuosa de fresco aliento!,
¡tierra de los árboles dormidos!,
¡tierra huérfana del ocaso – tierra de las montañas
coronadas de niebla!,
¡tierra del fluir vítreo de la luna llena que acaba de
teñirse de azul!,
¡tierra de la luz y de la sombra que manchan las
aguas del río!,
¡tierra del gris límpido de las nubes que se
abrillantan y se aclaran para que yo las vea!,
¡tierra arrebatadora – tierra opulenta de azahares!,
sonríe, que tu amante viene.
pródiga, me has dado amor - ¡te doy pues mi amor!
¡oh mi amor apasionado, inefable!


Walt Whitman
Hojas de Hierba, 1855

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2 comentarios:

Susu dijo...

¡Hombre, qué coincidencia! Yo me acabo de comprar una biografía de Walt Whitman que tiene muy buena pinta. Siempre le guardo un rincón en la estantería desde que lo conocí en "El club de los poetas muertos". Me alegro de que a ti también te guste, y espero que la hierba acaricie esta primavera con sus hojas tus labios (y vicerversa) como ambos se merecen.


Al leer la descripción que haces de Whitman al principio ("yanqui, barbudo, autodidacta, libre, entrañable") me he acordado de Nate. Je, je, je.

Un beso.

Kayele dijo...

Pues sí, ahora que lo dices...
Whitman de joven debía darse un aire a Nate

;-)