martes, 10 de junio de 2008

Aprendiendo a ser feliz

Desengáñate... ya se ha demostrado que la salud no influye significativamente, salvo en casos dramáticos, en el estado de felicidad; menos aún tiene que ver el dinero una vez superadas las necesidades vitales mínimas. Parece que no podemos decir lo mismo sobre el amor.

Decidir por nosotr@s mism@s (sin compromisos ni conflictos), el optimismo... ser dueñ@s de la propia conciencia... el control de lo que nos gusta y lo que nos disgusta... alcanzar los "estados de fluidez"...
Cuando l@s expert@s hablan de fluir se refieren a un estado de concentración en el que estamos plenamente abstraídos por lo que hacemos, el tiempo pasa volando... nos sentimos útiles, nos gusta lo que hacemos... esa actividad nos proporciona placer.

En El viaje a la felicidad, Eduard Punset (hombre adorable donde los haya), tras analizar numerosos trabajos sobre la felicidad realizados por infinidad de expert@s, deduce su fórmula de la felicidad:

Felicidad = E (M+B+P) / R+C.

Colocando en el numerador lo que favorece la felicidad y en el denominador lo que la reduce.

FACTORES SIGNIFICATIVOS (S)
E= Emoción al comienzo y final del proyecto. “la felicidad se encuentra en la sala de espera de la felicidad”.
M= Mantenimiento y atención al detalle.
B= Disfrute de la búsqueda y la expectativa.
P= Relaciones Personales.

FACTORES REDUCTORES DEL NIVEL DE FELICIDAD (R)
Ausencia de Desaprendizaje. Recurso a la memoria Grupal. Interferencia con los procesos automatizados. Predominio del miedo.

CARGA HEREDADA (C)
Mutaciones lesivas. Desgaste y envejecimiento. Ejercicio Abyecto del Poder Político. Estrés imaginado.


Como ves, dentro que lo que te hará menos feliz, se encuentra el no saber "desaprender" lo aprendido (que sabiduría contenía La bola de Cristal), de manera que la "memoria grupal" te aturda o te limite (esos clichés que tenemos grabados a fuego)... y sobre todo... no hay que tener miedo.
También llama la atención que la represión política, y yo añadiría la del poder en general y el abuso de las jerarquías, reduzca nuestros niveles de felicidad (cosa lógica cuando consideramos que la capacidad de control sobre nuestros actos, nuestra libertad, también disminuye).
Muy importante... no te estreses pensando en situaciones hipotéticas, no te confundas en lo que aún no ha ocurrido ni en lo que ya pasó, no alimentes tus terrores, tus inseguridades y tus dudas... porque el cuerpo responde casi exactamente igual al estrés imaginado como al real (curioso, ¿eh?).

Lo que más me gusta es la E, la emoción, que multiplica los demás factores que influyen en la felicidad. Ten en cuenta que si tus emociones son cero... tu felicidad será cero.

De todo ello se deduce que "sin emoción no hay proyecto que valga" (A. Damasio), de manera que "las decisiones puramente racionales no sólo se perderían en la inmensidad de datos disponibles sino que, además, no responderían a nuestras necesidades emocionales" (E. Punset).

El pensamiento occidental siempre ha ido en contra de las emociones; lo importante era lo racional, lo lógico; alguien inteligente no podía tener emociones. Sin embargo, parece que las emociones son las que nos llevarían a ser felices... ¿te atreves a enfrentarte a tus emociones?

"El rechazo a enfrentarse a la emoción, esta mala fe del consciente, es la piedra de toque de nuestros tiempos de ansiedad. No nos encaramos con las emociones honestamente, no las vivimos de forma consciente. La emoción queda atrapada como un telón de fondo tétrico, llenando de sombras nuestras vidas, y expresándose a la fuerza de forma violenta. La terapia para este mal depende enteramente de que cambiemos nuestra actitud consciente hacia las emociones. Debemos aprender a valorar las emociones por encima de la consciencia" (James Hillman).





Del libro de Punset se desprende también la idea de que hay dos niveles de felicidad: el primero está unido irremisiblemente al placer, un estado de plenitud inmediata, incluso euforia... algo que puede sentirse; una emoción. El segundo nivel es una especie de plenitud relacionada con la trascendencia, con el hecho de sentirnos útiles, la autosatisfacción, una felicidad mucho más consciente y proyectada hacia el exterior.

Para mi, la felicidad puede también entenderse como un asunto de química cerebral... hormonas, neurotransmisores...
Yo te animo a que para ser feliz... busques la risa. La risa produce placer inmediato y una perfecta sensación de plenitud... comienza la secrección de endorfinas (ya te hablaré de ellas)... dando lugar a una reacción fisiológica en cadena que culmina con una sensación de satisfacción y alegría.
La risa no tiene contraindicaciones.

Podría estar horas hablándote de estas cosas, pero ya es suficiente.

Sé feliz. No hay nada más importante.

6 comentarios:

Milton Malone dijo...

Ni nada más difícil. John Stuart Mill -creo- decía "pregúntate si eres feliz y dejarás de serlo". Y era el padre del utilitarismo.

Me alegra que compartamos admiración por Punset (lástima que pongan Redes tan tarde). Una de las cosas que más me llamaron la atención fue, como dices, lo del miedo, y también el amor: "el desamor es una tragedia". Toma frase.

Lo de la política y la felicidad tiene mucho que ver, me recordó mucho a Conversación en La Catedral, de Vargas Llosa: cómo una dictadura puede influir en lo más íntimo de las personas.

Por cierto, hoy sale en El País un reportaje sobre los microcréditos a mujeres que seguro que te interesa :P

Kayele dijo...

No me parece tan difícil ser feliz, al menos en este nuestro primer mundo... y eso que dista mucho de ser perfecto. Si JS Mill me hubiera conocido... probablemente se le abría caído su gran frase. Y yo le habría dicho... "ríase, que por algo se empieza, y no me sea cenizo".

El miedo... a mi me parecía evidente que vivir con miedo es como malvivir... y vivir sin amor es como estar muerta.
¿No te parece?

A ver si veo ese reportaje que me dices.

Milton Malone dijo...

Bueno, no creo que Mill fuera infeliz, pero no andaba desencaminado. No hay más que ver el índice de suicidios en los países desarrollados, la primera causa de mortalidad en el primer mundo (antes que los accidentes de tráfico, el cáncer o las enfermedades de corazón). La ansiedad y la depresión son cada vez más comunes (y creo que no se les da la suficiente importancia). Deberíamos ser felices, sí, porque lo tenemos todo, pero algo falla. Supongo que cuando tenemos las necesidades cubiertas nuestro camino se hace más difuso, y eso unido a las necesidades creadas de la sociedad y la competitividad que se fomenta en todos los ámbitos (para ser feliz hay que tener más amigos, follar más, tener el mejor trabajo, ser más listo, ser más uno mismo...) crea un revoltijo de difícil digestión. Estamos obligados a ser felices, pero ¿lo somos? Pregúntate si eres feliz y dejarás de serlo.

Kayele dijo...

Que no Milton, que no... me reafirmo en mi indudable e inquebrantable felicidad.

¿Sabes cuál es el problema?... a lo mejor la gente es muy becerra... Si cambiaramos el "para ser feliz... ten el mejor coche, compra una casa, ve a la moda, ten un cuerpo escultural, folla más que nadie, trata de estar en todas partes, sé moderno, déjate llevar por la pasividad, consume, consume, consume" por un "para ser feliz... sólo observa que la vida es maravillosa, escucha tu corazón, quiérete y apréciate como eres, disfruta de los pequeños momentos, haz feliz a l@s que te quieren, huye de las posesiones materiales, no folles tanto y haz más el amor, vive como si hoy fuera tu último día"... quizá fuera diferente, lo demás es pudrirse en las miasmas; el suicidio es la más patética de las derrotas.

Cada un@ es el/la principal responsable de alcanzar su felicidad; generalizando... vaya puta sociedad de gente mimada y consentida, que no sabe lo que es realmente el sufrimiento.
Quitad la puta tele, joder!!! Espabilad!!

Vivir feliz es una filosofía de vida que requiere convicción y esfuerzo, pero merece tanto la pena...

Milton Malone dijo...

No, si en el fondo estamos de acuerdo, sólo que no puedo generalizar y hablar de la sociedad: cada uno es como es, con la vida que le ha tocado, con sus "genes de la felicidad" (que también lo dice Punset), con su trabajo de mierda que le da para vivir para trabajar... Lo siento, no me creo que con quitar la tele uno ya es feliz, que con decir "voy a ser feliz sin hacer caso a los anuncios" sea automáticamente feliz, me recuerda al "buen salvaje" y lo de que es la sociedad la que corrompe. Pues no, la sociedad es una parte, pero de ahí a la felicidad (que, todo sea dicho, no creo en la Felicidad, sino en momentos de) hay un trecho.

Y coño, que parece que no quiero que la gente sea feliz, jaja, parezco el pitufo gruñón. Hala, seamos felices, hagamos felices a los demás y santas pascuas.

Kayele dijo...

Lo de la genética de la felicidad lo suscribo, pero no quería meterme en más cosas. Es que la felicidad da para mucha charla.

Y yo no he dicho que sea la sociedad la que te corrompe (que tiene su parte). De hecho afirmo que cada cual es responsable de su felicidad; que es un estado mental, que requiere esfuerzo, convicción y... cambiar un poquito el chip.
Una cosa es la alegría, que puede ser pasajera o momentánea, y otro la serenidad y la satisfacción que llevamos dentro; esta se trabaja.

No creo en "el buen salvaje", pero fíjate: Punset también dice que tenemos un trasfondo biológico que nos conduce a ser "buenos", o sea, que tampoco somos una "tabla rasa"; eso es otro tema que será tratado en otra ocasión... por Kayele (;-)).