jueves, 16 de junio de 2011

Delirios y divagaciones... de una indignada.

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Quizá simplemente ya se ha pasado el límite, quizá las personas ya no estamos dispuestas a aceptar que somos nosotr@s l@s que tenemos que pagar los platos rotos.

Por hablar de mi caso, que es el que conozco mejor…

Yo no tengo casa ni hipoteca, vivo de alquiler, de lo más asequible; no tengo un coche de lujo, ni tampoco uno corriente; no puedo permitirme el lujo de tener dos años de letras que pagar; bueno, en realidad no tengo ninguna perspectiva de tener un trabajo más allá de los próximos seis meses. Por no tener… no tengo ni bici, ni barca, ni cámara de video, ni televisión plana, ni videoconsola o semejantes; tampoco tengo electrodomésticos de última generación, ni ordenador de sobremesa, ni equipo de hidromasaje en la ducha, ni ropa de marca. Así que no sé yo en qué medida he vivido por encima de mis posibilidades; yo no tengo ninguna deuda con nadie, así que no sé por qué demonios tengo que pagar yo una deuda que han generado las entidades financieras que especulan… con mi dinero… el poco que ahorro.

Pueden preguntarme si no tengo nada mejor que hacer que quejarme, protestar… o decirme que no me he preocupado lo suficiente en su momento, que mi situación es sólo responsabilidad mía, que lo mío es pura vagancia, en fin, que me ponga manos a la obra y me deje de hacer el hippie; pero en realidad nunca he hecho otra cosa que estar manos a la obra. Primero me maté a estudiar, luego trabajé mucho tiempo gratis, o con becas miserables o con contratos precarios.
Al igual que le ocurre a much@s jóvenes en este país. Que se lo digan si no a nuestros cerebros fugados, de los que me gustaría formar parte. Igual les ocurre a tant@s recién licenciad@s sobradamente preparad@s que no saben qué hacer con su vida. Es la primera generación de jóvenes en mucho tiempo que va a vivir peor que sus padres. Y probablemente lo único que quieren es vivir una vida que empieza ya, que es ahora.
Pues como yo; y como tú.

Si no qué, ¿me condenan a que pase toda una vida diciéndome a mí misma: “es lo que hay”, “no se puede hacer nada”, “la vida es así”?

¿Qué esperaban de mí, de nosotr@s, de l@s indignad@s?

Y al final estamos tod@s en el mismo barco. Porque miro a mi alrededor y la situación no es nada halagüeña: familias enteras en paro, o que son desahuciadas y condenadas a seguir hipotecadas de por vida, pequeñ@s autónom@s arruinad@s y condenad@s al ostracismo, gente sin pensión o subsidio alguno, jóvenes sin ninguna aspiración de futuro… las interminables colas del paro o el temible fin de mes.

El/la que es joven, porque no tiene perspectiva ninguna de prosperar. El/la de mediana edad porque no puede mantener el modesto embargo en que se ha embarcado. El/la que es mayor porque ve peligrar su pensión y su atención médica.

Asistimos a la compraventa, al latrocinio de lo que es de tod@s; cuando nos demos cuenta no tendremos aún derecho a respirar (ahora quieren privatizar el agua). Los recursos, los servicios serán monopolizados en favor del afán de lucro de un@s poc@s que viven en otro estatus, en otra esfera, que no saben nada de nuestro día a día. Que no quieren molestarse en saberlo.

Ahora, con el Pacto del Euro también quieren que los trabajadores estemos inherentemente ligados a la producción, al rendimiento. Quieren cosificarnos, que funcionemos de manera automática, previsible y servirnos en bandeja a su sistema para poder introducirnos en su fórmula de los beneficios.

Yo no quiero ser cosificada, y no quiero que te cosifiquen. No quiero que nos arrebaten lo que es de tod@s. No quiero rendirme a un futuro servil y desesperado. No quiero sentir vergüenza de mis representantes.

Quiero al menos resistirme.

Podría extender esta perorata hasta aburrirte para recordarte cosas que, al fin y al cabo, tú ya sabes, y que compartimos. Ya tengo suficiente.

No tengo nada que perder.

Yo salgo a la calle este domingo 19 de Junio para gritar lo que opino y lo que siento a los cuatro vientos, a l@s que quieran oírlo…porque tengo derecho a mostrar mi descontento y mi desacuerdo… porque ganar unas elecciones no es una carta blanca para no tener en cuenta a l@s ciudadan@s... porque nunca sabemos dónde puede saltar la chispa del cambio, y quizá está en tu grito.


19 de Junio
¡¡A LA CALLE!!




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