miércoles, 10 de diciembre de 2008

Interesante...

Un grupo de científicos italianos descubrieron en 2005 que una de las neurotrofinas (moleculas que regulan la plasticidad sináptica y la supervivencia neuronal), llamada NGF (Nerve Growth Factor), se encuentra estrechamente relacionada con el momento del amor romántico. Los niveles de NGF en sangre de los sujetos estudiados eran alrededor del doble respecto a aquellos individuos no enamorados o embarcados en una relación duradera, cuando el momento de mayor apasionamiento ha terminado.

Así que el estado psíquico y físico de euforia y pasión desmedida característico de la etapa de amor romántico parece estrechamente asociada con la secrección en nuestro cuerpo de determinadas sustancias.
¿Será NGF la que nos hace sentir esos vuelcos en el estómago?

¿No es alucinante cómo todo se ajusta perfectamente?
... cuerpo y mente son uno.


Emanuelea E. y colaboradores
Psychoneuroendocrinology (2005)
"Raised plasma nerve growth factor levels
associated with early-stage romantic love
"

4 comentarios:

Alejandro dijo...

Pues ahora solo queda sintetizarla, enfrascarla y venderla en pequeñas dósis. La droga del próximo siglo. Kayele... ¿tienes alguna muestra?

Kayele dijo...

Vaya, vaya... que inocente soy a veces... ni siquiera se me había pasado por la cabeza; a veces me conformo sólo con poder explicarme las cosas.

Sería lo más parecido a un filtro de amor, ¿no?
Lo que pasa es que no sé si serviría ingerirlo... habría que inyectarlo...de una forma que tenga descarga lenta en sangre...
mmmmm...
mmm...

Milton Malone dijo...

O al revés: suprimirlas.

Qué fácil va a ser echarle la culpa a las NGF de todo. Seguro que las han descubierto científicos hombres.

Kayele dijo...

Esa es la filosofía que hace que todo descubrimiento científico parezca una amenaza para el intocable ser humano.
Anda, anda... Milton.

¿Por qué hombres (menudo arranque hembrista, ;-))?
Por los nombres hay al menos una mujer en el equipo:
Enzo Emanuelea, Pierluigi Politib, Marika Bianchia, Piercarlo Minorettia, Marco Bertonaa, Diego Geroldia