domingo, 20 de marzo de 2011

Primavera nuclear (I)



Llevo algunos días buscando información sobre animales vertebrados que son capaces de detectar la actividad sísmica de forma temprana, lo que les permite poder anticiparse a los efectos de un terremoto o un tsunami.
He leído por ahí, que desde ranas a elefantes, pasando por serpientes, pájaros, ciervos y otras criaturas… numerosos grupos animales tienen esta capacidad de detectar fuerzas tectónicas de determinada magnitud. Que incluso en China, en la Reserva Natural de Beijing, hay observadores permanentes para detectar en los animales posibles indicios de seísmos. No sé cuánta verdad hay en lo que nos encontramos por internet, pero hay documentos bastante serios que parecen demostrar que tanto anfibios como elefantes y topillos tienen extraordinarias capacidades para detectar seísmos.

Yo me preguntaba si nosotros, los humanos, nunca tuvimos esa capacidad para sentir el rugido de la piedra o simplemente la hemos perdido, la hemos adormilado, la hemos abrumado… con todas nuestras demás cosas.
Para el caso… ¿por qué no usamos ranas para detectar seísmos?; ¿qué pasa?, ¿nos parece poco serio?, ¿poco escrupuloso?. Me pregunto a veces cuándo fue que despegamos los pies de la tierra y perdimos el contacto con el entorno que nos rodea. Hemos hecho trizas ese equilibrio, la armonía de las cosas que se crean y se renuevan a nuestro alrededor.

Hemos perdido quizá habilidades de comunicación que poseíamos ancestralmente para pensar que nuestra razón, nuestra ciencia, nuestra tecnología y nuestros esquemas ya lo pueden todo, son omnipotentes. ¿Pero no nos ha desviado eso de alguna forma de nuestra esencia?, ¿no somos, de alguna forma, una especie de imagen distorsionada de lo que podríamos ser?. ¿Estamos en el camino adecuado?.

Somos animales esencialmente sociales; ahora ya sabemos que las relaciones y los vínculos sociales satisfactorios nos hacen más felices; probablemente porque es un aspecto de nuestro ser que encaja más con nuestra naturaleza. Y sin embargo vivimos en un mundo que nos dirige hacia el individualismo, en el que cada día estamos tod@s más sol@s y tod@s más aislad@s.
No estaría de más que pensáramos en recuperar nuestros lazos con el suelo, con nosotr@s mism@s, y entre nosotr@s.


Ahora que empieza la Primavera, y la Tierra vuelve a traernos sus generosos regalos y sus esplendores, voy a dedicarle un tiempo a darle vueltas a estas cosas…

No hay comentarios: