Más fragmentos de El Libro de los Abrazos, de Eduardo Galeano, una auténtica joya para sentarse a respirar y a meditar.
Divorcios
Un sistema de desvínculos: para que los callados no se hagan
preguntones, para que los opinados no se vuelvan opinadores. Para que no se
junten los solos ni junte el alma sus pedazos.
El sistema divorcia la emoción y el pensamiento, como
divorcia el sexo y el amor, la vida íntima y la vida pública, el pasado y el
presente. Si el pasado no tiene nada que decir al presente, la historia puede
quedarse dormida, sin molestar, en el ropero donde el sistema guarda sus viejos
disfraces.
El sistema nos vacía la memoria, o nos llena la memoria de
basura, y así nos enseña a repetir la historia en lugar de hacerla. Las
tragedias se repiten como farsas, anunciaba la célebre profecía. Pero entre
nosotros, es peor; las tragedias se repiten como tragedias.
Celebración de las contradicciones /2
Desatar las voces, desensoñar los sueños: escribo queriendo
revelar lo real maravilloso, y descubro lo real maravilloso en el exacto centro
de lo real horroroso de América.
En estas tierras, la cabeza del Dios Eleggúa lleva la muerte
en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un
encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los
sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón.
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que
somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la
siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día.
En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de
confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a
la loca aventura de vivir en el mundo.
Eduardo Galeano
El Libro de los Abrazos, 1989
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