Las damas de piedra
no tienen sentimientos,
son señoras de acero
que nunca penan y nunca sangran.
Arrasan la vida,
la queman hasta los cimientos,
desbordan sonrisas,
y pese al despliegue de pasión...
en realidad nada les duele.
Todos gustan de pinchar
a las damas de piedra para
comprobar
si las historias son ciertas,
si se cumplen las leyendas;
pero en realidad
nadie ama a las señoras de acero,
porque son duras, siempre
enteras,
no reclaman ningún afecto.
Esas mujeres solitarias,
esas protagonistas del infortunio,
esos seres errantes...
altivas hasta tocar las estrellas
y devastadas por dentro,
hundidas hasta el colapso...
nunca te dirán que están tristes,
no te buscarán para contarte
qué se oculta tras sus ojos
ni cuán profusamente están
sangrando.
Kayele
(Después del Fuego)
Música: El Vals de las Marionetas Rotas (Bosques de mi Mente - Otoño, 2010)
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