Vine al mundo
para salirme del tiesto,
ese terruño al que nos traen
condenad@s y recluid@s
las jardineras de la vida
y los señores del tiempo.
Vine también
para romperme, quebrar, partirme...
para no saber encontrarme,
para buscarme cada día,
sorprenderme, fantasear,
maravillarme del aire que respiro,
embeberme en la emoción que siento.
De ahí los golpes;
de ahí los palos.
Vine
para engullir mis dudas
como un mal trago
de licor barato,
como agua sólida y rezumante
y poco a poco…
digerir mi orgullo junto con mi infancia
en una mezcla irregular
de sabor amargo.
Kayele
(Después del Fuego)